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miércoles, 30 de junio de 2010

Nunca olvidemos lo que somos (Museo del Alabado)

El valor ancestral de la cultura ecuatoriana, si bien es importante para reconocer nuestra identidad, no es precisamente el más importante de los espectáculos culturales a los que se puede acceder. Desde la auto negación de lo que somos es difícil proponer un modo de vida basado en nuestras costumbres y tradiciones autóctonas.

Agregándole a esto la poca importancia que el estado ecuatoriano le da al reconocimiento y difusión de las culturas ancestrales, la empresa privada ha tomado la iniciativa de dar apertura al conocimiento de nuestros ancestros por medio de la escultura precolombina.

La casa del Alabado es un museo privado de arte precolombino en el que algunas reliquias de las culturas Manteña, Tolita, Huancavilca, Valdivia, entre otras se exponen al público que desea empaparse de arte ancestral ecuatoriano.

El trono es una simbología de alto poder en todas las culturas. En las culturas precolombinas ecuatorianas no fue la excepción. El arduo trabajo en piedra empezaba a constituirse en un trabajo artesanal detallado. Es así que el trono ceremonial de la cultura. La simbología del hombre con cuerpo de jaguar, ubicado en la base del trono, le da a la figura una posición de poder frente al conglomerado social.



En la cultura Jama Coaque podemos evidenciar una representación cultural fálica en la que el dominio del hombre empieza a constituirse. El detalle de la escultura sugiere una mayor preparación y sutileza al momento de plasmar en el barro los finos objetos que se encuentran en el hombre.

Una representación parecida a un dragón, sugiere un contacto con culturas provenientes del Asia. La representación de un dragón combinado con animales ancestrales como los mamíferos pequeños que existían en América. El encontrar gran cantidad de mamíferos representaba para los aborígenes ecuatorianos un presagio de abundancia.

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