Podemos elogiar a las culturas orientales debido a su basta riqueza filosófica y moral. A demás es de gran relevancia mencionar la permanencia de estas tradiciones ancestrales que hasta la vez se conservan. Las culturas de China y la India han sido las más prominentes en la región del Himalaya en el continente asiático.
A tal punto se ha revalorizado la cultura Hindú que a través de el film my Little Buda, entendemos los preceptos básicos que la doctrina hindú maneja.
Bajo una temática típica de la película norteamericana, un grupo de monjes tibetanos viajan hasta los Estados Unidos, a la ciudad de Seatle, en busca de la reencarnación de Lama Dorje en la figura de un pequeño niño llamado Jesse.
Desde esta escena presentada en el film, podemos observar algunos de los principales ejes de la filosofía hindú, como la creencia de reencarnación y el logro del nirvana.
Bajo estos preceptos, el niño es introducido en el mundo budista. Los padres de Jesse, al parecer, ejercen un papel poco influyente en el aspecto religioso, por lo que Jesse tiene una libre apertura para contactarse con los monjes.
Es así que para comprobar la reencarnación de Lama Dorje en Jesse viajan al Tibet en busca de la sabiduría divina manifestada en la reencarnación del Dalai Lama.
En las escenas mencionadas anteriormente, gira también la temática y la construcción mítica de Buda por medio de un libro, que vendría a equivaler a la biblia católica.
Conocido como Siddhartha, príncipe de los brahmanes, el pequeño muchacho fue destinado por la divinidad hindú a ser un sabio. Pero su padre, un poderoso rey, lo encaminó por el mundo del disfrute y la felicidad.
Cuando Siddhartha creció, dejo fluir su curiosidad en torno al mundo y salió de la burbuja de felicidad que había construido su padre.
A partir de ello, empezó a recorrer el mundo en busca de la paz espiritual, profesando principios de igualdad.
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