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sábado, 8 de mayo de 2010

El más grande gladiador: Espartaco

Roma. Un lugar hostil y a la vez precioso, esa Roma del imperio, que por excelencia fue el más grande imperio que la sociedad ha conocido, cuyo sistema de gobierno se basaba en la esclavitud y su modus vivendi era el de la corrupción. La libertad fue el principal anhelo que buscaba el esclavo. Esta libertad tiene un precio. Y en el caso de Espartaco el precio fue matar. Todo por tener esa ansiada libertad y ese ansiado amor con Varinia la mujer que creyó en él junto con los millares de gladiadores y esclavos.

La grandeza del imperio romano fue sometida a la más grande prueba de fuego. Espartaco, el esclavo gladiador,  tuvo a Roma a sus pies, nos demostró los profundos pensamientos que un hombre puede generar en contra de un sistema caduco.

La libertad, la condición más deseada en Roma, fue alcanzada por Espartaco, pero la vida de un pensador revolucionario está condenada a pagar un precio. Sangre.

Buscando la libertad para los suyos, Espartaco emprendió una serie de batallas con los romanos para liberar a su pueblo. El obstáculo que debía superar para lograr la libertad era Craso y sus ejércitos.

Bien dicen que los espartanos fueron luchadores por excelencia. Así lo demostró Espartaco cuando mató a discípulo Antonino. Sin embargo, para Espartaco, debió ser vergonzoso no morir como el hubiera querido. Luchando. Una cruz, le impidió cumplir un gran sueño. La libertad, que fue concedida para pocos pero no para quienes en verdad la necesitaban.

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